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"TENEMOS QUE HABLAR DE KEVIN"

Es una película británico-americana adaptada y dirigida por Lynne Ramsay sobre la novela que lleva el mismo nombre de la autora estadounidense Lionel Shriver.


A pesar de existir otras películas que tratan la violencia filio-parental, he escogido esta porque en ella no intervienen otros factores como adicciones, situación económica o entorno social violento.


La película se estructura en torno a imágenes retrospectivas de los recuerdos de Eva, que en el momento actual vive en una casa vieja de un pueblo cercano a la prisión en la que se encuentra su hijo Kevin. Ella nos va dando una imagen de la vida de la familia: pareja, nacimiento de Kevin, infancia, nacimiento de su hermana Celie.. hasta culminar con la ejecución de los múltiples asesinatos que incluyen a su padre, a Celie, a sus maestros y compañeros, y su posterior encarcelamiento.


En la película se presenta a la pareja formada por Eva y a Franklin disfrutando de la compañía mutua como una pareja bien avenida. Ambos tienen empleos creativos de los que disfrutan y se intuye que pertenecen a una clase social media-alta.


Con respecto a Eva, se percibe que es una mujer alegre, expresiva y desenfada. Pero todo cambia cuando se queda embarazada sin haberlo planificado. Aparecen las imágenes de un reloj marcando las 12.00h. como una hora maldita en la que Kevin fue concebido por un descuido, incluso se muestra la imagen de lo que parece una división celular, como si se tratara de un cáncer

Ante esta nueva situación, se muestra a Eva seria y desconcertada, tanto durante el embarazo como tras el parto y apenas vuelve a sonreír en toda la película. Su tristeza contrasta con la de otras madres en las clases de preparación al parto


Franklin por su parte está contento e ilusionado, se le ve feliz con el niño en brazos mientras Eva permanece en la cama con la mirada vacía.


Vemos a un Kevin recién nacido que llora continuamente y de forma desconsolada. Eva no sabe cómo comportarse, no le abraza contra ella, al contrario, le sostiene con los brazos estirados frente a ella con torpes intentos de tranquilizar al niño. Parece como si el lenguaje del recién nacido, que suele llevar a respuestas automáticas en los adultos, no fuera reconocido por Eva



Los lloros de Kevin son tan estridentes que a Eva le reconforta el sonido de las máquinas perforadoras cuando pasan delante las obras. Sin embargo, Kevin se mantiene tranquilo cuando Franklin le coge en brazos y esto desalienta a Eva.


Franklin (cogiendo al bebé, que se tranquiliza en sus brazos): Tienes que jugar un poco con él, eso es todo, sólo jugar un poquito, un poquito nada más

A grandes rasgos Kevin es un niño sano, sólo destaca porque no comienza a hablar a la edad adecuada y mantiene una actitud fría y distante, lo que hace sospechar a Eva que el niño es sordo o autista, cosa que el pediatra descarta.


Cuando Kevin es todavía un niño chico (aparenta unos 2 años), Eva intenta jugar con él y le anima a que repita palabras simples. En concreto, Eva le dice a Kevin: “¿Sabes decir mamá? Ma má ¿Sabes decir balón? Bbbb ba lón”, pero Kevin no emite sonido alguno y mantiene una mirada desafiante. Eva persiste y trata de jugar con él pasándole el balón varias veces para que se lo devuelva pero el niño se mantiene impasible y ella empieza a impacientarse. Finalmente, Kevin decide devolverle el balón una vez y ella lo celebra felicitándole: “Lo has hecho muy bien”. Pero al siguiente turno el niño vuelve a ignorarla y la mira de forma retadora. Este episodio demuestra el juego de poder que mantiene Kevin con su madre.


A aprender a decir mamá se niega de forma explícita con un NO tajante


La mirada retadora de Kevin, ya desde muy pequeño, será una constante a lo largo de la película


Con esa misma edad, hay una escena que nos muestra a Kevin de pie en su cuna y a Eva mirándolo mientras le dice:

Mamá era feliz antes de que el meón de Kevin llegara ¿lo sabías? (El niño la mira enfadado). Ahora mamá se despierta cada mañana y desea estar en Francia…(en ese momento entra Frank por la puerta, escucha lo que está diciendo, la mira con desaprobación y se va)


El papel de Franklin es secundario al de Eva, aparece al llegar a casa después del trabajo, juega con los niños y siempre parece defender a su hijo cuando Eva manifiesta preocupación. Las necesidades de Kevin son prioritarias para él, hasta el punto de decidir mudarse al campo para disponer de jardín, aún cuando a Eva le gusta vivir en la ciudad.


Kevin va creciendo con una madre que no es capaz de expresarle su afecto y de la que percibe el rechazo. Franklin sí es un padre afectuoso, pero incapaz de poner límites a su hijo. Los límites que Eva intenta poner a Kevin son cada vez menos debido a la desautorización de Franklin y al miedo que se va instalando en ella


En la película no se desvela si Kevin mantiene algún tipo de relación con otras personas: familia extensa, compañeros de estudios, amigos, vecinos, etc. Lo que sí parece claro es que el cambio a una casa en el campo dificulta las relaciones, ya que necesita que le lleven el coche.


Un ejemplo que revela claramente los desprecios de un Kevin de unos 7 años y las incongruentes respuestas a su padre y su madre es la costumbre que tiene de interrumpirles, mientras ellos hablan, diciendo sin cesar “ñañañañañaña”. Ante esta conducta, su padre le acaricia, mientras que su madre pide al niño que no haga eso, pero él continúa haciéndolo, retador y con más fuerza, anulando la autoridad de su madre. Finalmente, Eva pierde la paciencia, le grita y le pega en la mano.


En la nueva casa, mientras Franklin y Kevin juegan alegres con la videoconsola, Eva va abriendo las cajas de mudanza en la que aparecen fotos, billetes de avión y recuerdos de sus viajes. Parece evidente que desea su vida anterior, antes de que llegara Kevin, y decide decorar su habitación con mapas y recuerdos, que Kevin define como “garabatos estúpidos”. Eva acude a coger el teléfono y cuando vuelve se encuentra todo su cuarto lleno de tinta que Kevin ha disparado con una pistola. Se enfurece y le arranca y destruye la pistola ante la mirada impasible del niño.


Esa misma noche, mientras está tomando una copa en el sofá, entra Franklin a decirle que Kevin lo siente, y que sólo intentaba hacer su habitación especial.


Kevin sigue usando pañal y usando su incontinencia aparente como un arma en su guerra de poder; así, interrumpe a sus padres mientras estos tienen relaciones para pedir que le cambien.


En otra ocasión, Eva le cambia el pañal y le pregunta “¿Disfrutas con esto?” (ambos son conscientes del juego). En cuanto lo baja del cambiador ya limpio, él hace un esfuerzo para defecar de nuevo para que ella tenga que volver a cambiarle el pañal. Eva pierde el control, lo tira al suelo y, al caer, el niño se rompe el brazo.

Cuando Franklin regresa a casa, Kevin le cuenta que se ha caído del cambiador y mira a Eva con un mensaje claro de que la tiene pillada


Esta escena es fundamental, porque con ella se inicia y se mantiene el ciclo en el que Eva, que acaba por estallar ante la hostilidad y la provocación de Kevin, se asusta de su propia violencia y vuelve de nuevo a la sumisión ante sus exigencias. Además está el chantaje al que se ve sometida por la posibilidad de que Kevin revele a Franklin cómo se rompió el brazo


El chantaje emocional se hace evidente cuando Kevin le pide a su madre que quite la música que ha puesto en el coche porque no le gusta y Eva obedece. Momentos después Eva le pide permiso a su hijo - recordemos que tiene unos 7 años- para parar en una tienda a comprar algo, a lo que Kevin se niega diciendo que quiere volver a casa y acariciándose la cicatriz del brazo. Parece que de esta manera quedan establecidas como serán las relaciones en adelante.


La vida continúa en casa de Eva y Franklin con un Kevin cada más desatado y con una doble cara en su relación con cada uno de los progenitores: desafiante con su madre hasta el punto de estampar una rebanada de mermelada en la mesa y cambiando de actitud cuando llega su padre. En una ocasión es Eva la que dice por lo bajo con desprecio “ñañañaña” cuando ve ese cambio en Kevin. Por su parte Franklin continúa minimizando el comportamiento de su hijo

Eva, sólo es un niño, un niño muy dulce, solo son cosas de críos (mientras, la tostada se va llenando de hormigas encima de la mesa)


Cuando Kevin tiene unos 8 o 9 años Eva se queda embarazada y es precisamente el niño el que hace saltar la noticia llamando gorda a Eva. Franklin se muestra sorprendido y enfadado, ya que Eva ha tomado la decisión por su cuenta.

No se dice en la película qué ha llevado a Eva tomar esa decisión cuando no siente deseos especiales de ser madre. Una teoría es que necesitara demostrarse a sí misma que lo que pasa con Kevin no es culpa suya y que puede ser capaz de tener hijos normales, que Kevin llegó con “defecto de fábrica”


Aprovechando que está embarazada, Eva intenta contar a Kevin la reproducción humana (mientras éste destroza lapiceros) pero Kevin parece saberlo todo, incluso por encima de lo que corresponde a su edad y utiliza palabras como “follar”, lo que deja a Eva perpleja. Y no, a Kevin no le gustaría tener un hermanito con el que jugar


Eva: Pues te acostumbrarás

Kevin: Que me acostumbre a algo no quiere decir que me guste. Tú estás acostumbrada a mí

Así, deja perfectamente claro que es consciente del rechazo de su madre, aunque ella actúe como si le quisiera


Kevin no expresa nada cuando conoce a Celie, su hermana recién nacida, se limita a salpicarle la cara con el agua de una vaso, y Eva le reprende, mientras Franklin muestra su actitud habitual de defender al niño


Franklin a Eva: Primero que llora demasiado, luego que es muy callado, después que tiene su lenguaje propio y que resulta molesto, y también que tiene problemas para ir al baño, pues como muchos niños. Pero tú vas como en una venganza personal y eso no es bueno para él

Un hecho que deja perpleja a Eva y termina por hundirla acontece cuando Kevin está enfermo. Eva atiende al niño con cariño y Kevin pide disculpas por haber vomitado en el suelo. Eva le cuenta un cuento y Kevin muestra por primera vez una actitud cariñosa hacia su madre. Franklin entra en el cuarto a saludar a Kevin, pero él le echa displicente (con el tono de voz que normalmente emplea con Eva) y le pide a su madre que siga leyendo. Ante esta manifestación de afecto, Eva no cabe en sí de alegría. Sin embargo, a la mañana siguiente, cuando Eva acude a ayudar a Kevin a vestirse, él vuelve a manifestar su actitud habitual y le echa de su cuarto. Ella le pregunta qué quiere que le prepare para el almuerzo pero él grita “Me importa una mierda”.


En esa época, Franklin le ha regalado a Kevin un arco con flechas de ventosa con el que disfruta en el jardín. Cuando dispara a la ventana de la cocina desde la que su madre está mirando, el odio de Kevin es patente y el miedo de Eva real


La última etapa de la familia se nos muestra cuando Kevin tiene 15 años y Celie unos 6. Celie es una niña cariñosa y alegre que adora a su hermano y no parece ser consciente de sus desprecios hacia ella: la insulta (tonta, retrasada), le succiona el pelo con la aspiradora, le da órdenes a las que ella responde encantada (tráeme un refresco, recoge las flechas,..), la ata y amordaza diciendo que están jugando a los “secuestros de navidad”…


Esas mismas navidades Franklin le regala a su hijo un arco profesional ante la mirada aterrada de Eva. En un momento dado ella inspecciona la habitación de su hijo como buscando algo que explique todo y encuentra un CD en el que pone “Te quiero”. Cuando lo introduce en su ordenador ve que son imágenes pornográficas con un virus incluido que infecta también a los ordenadores del trabajo. Al final de las imágenes suena una risa de película de terror y aparece en la pantalla “Tú pierdes”


Es en esa época cuando la violencia de Kevin da una paso adelante y pasa a lo físico: Tira el hámster de Celie por el triturador, algo que descubre Eva cuando lo pone en marcha y comienza a salir sangre. Tiene que usar desatascador para limpiar el desagüe , algo que Kevin también aprovecha: deja el desatascador (que Eva tiene siempre bajo llave) al alcance de Celie, que acaba perdiendo un ojo.

En el hospital, Franklin le echa en cara a su mujer que dejara fuera el desatascador, y cuando ella dice que fue Kevin, le dice: necesitas ir a que te vea alguien


Cuando Celie sale del hospital, durante una comida, Kevin comenta que Celie se acostumbrará a vivir con el ojo de cristal mientras come regodeándose lo que parece un lichi o una uva con forma de globo ocular. Eva se levanta de la mesa incapaz de soportarlo mientras Franklin parece ajeno a todo.

En ese momento Eva vive en un terror y sospecha continuos, sin que sus intentos de hablar con Franklin den ningún resultado. Ella está totalmente sometida a los comportamientos de su hijo y solo es capaz de oponerse cuando percibe que Celie puede correr algún peligro.


Franklin por su lado continúa comportándose como un padre cariñoso con los dos, incapaz de ver el problema que tienen y proporcionando a Kevin todo lo que pide como se muestra con la compra de un arco carísimo o con los pedidos que efectúa Kevin por internet


Eva suele estar irritada y de mal humor a causa de los desprecios, humillaciones y amenazas a los que la somete continuamente su hijo. Además, se siente humillada, impotente y desamparada porque suma al maltrato de su hijo la incomprensión y las acusaciones de Franklin. El clima de tensión se ha instalado en la pareja hasta el punto de hablar de divorcio, con Franklin totalmente decidido a quedarse con la custodia de los hijos, ya que culpa a su mujer y considera que ha perdido la cordura.


El último acto de violencia de Kevin, totalmente planificado, es la matanza de alumnos y profesores de su instituto, así como de su padre y su hermana, precisamente con el arco que su padre le había regalado.




Todo esto se muestra en la película a través de los ojos de Eva mediante imágenes retrospectivas, muchas de ellas teñidas de rojo desde el principio: Eva en la tomatina de Buñuel, la mermelada de fresa que suele tomar Kevin, la pintura roja que arrojan los vecinos en su casa y en su coche,..


En la actualidad vive en una casa bastante humilde y destartalada, tiene trabajo en una agencia local muy por debajo de su cualificación, sufre el desprecio y las agresiones de sus vecinos y visita a Kevin en la cárcel aunque apenas intercambian palabras.


En una de las últimas escenas en la cárcel, Eva pregunta a su hijo - a punto de cumplir los 18 años - si recuerda cómo se hizo la cicatriz del brazo, a lo que Kevin responde:


Es lo más honesto que has hecho nunca. ¿Sabes cómo enseñan a los gatos a hacer caca? les meten la nariz en su propia mierda y como no les gusta, aprenden a usar la caja


Parece como si Kevin reprochara a Eva la falta de límites con la que ha vivido

Cuándo su madre le pregunta en esa misma visita por qué lo ha hecho, Kevin responde

Antes creía saberlo, ahora no estoy tan seguro.


Por primera vez se abrazan de forma natural.


La idea que me queda es que Kevin ha crecido en una familia en la que sus padres han abdicado de sus tareas, Eva por rechazo al hijo y Franklin por no ser capaz de establecer normas


Queda la duda de si la “maldad” de Kevin es el resultado de esa falta de amor y hasta qué punto la incapacidad de Eva es capaz de generar un monstruo


Durante todo el tiempo han ido apareciendo escenas de Eva limpiando la pintura roja de su casa y la película termina cuando acaba de limpiar y sale de casa mientras suena una antigua canción de Lonnie Donnegan:


I'm nobody's child,

I'm nobody's child.

Just like the flowers

I'm growing wild.

I got no mummy's kisses

I got no daddy's smile.

Nobody wants me,

I'm nobody's child.

No mummy's arms to hold me

Or sue me when I cry,









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